noviembre 29, 2012

Un día casi de diciembre

Que día brillante es el de hoy, simplemente mirar al celeste cielo hace que mis ojos se arruguen como mecanismo de defensa.
Pero un cielo tan celeste y sin nubes me provoca cierta incomodidad, una acidez que recorre mi nuca y parte de mi cuello.
El sol esta caliente, y no teme quemar la piel a cualquiera que se le cruce en el camino.
Y la briza que es como el soplido de una madre cuando de niño uno se lastimaba la rodilla o un dedo, y solamente con ser soplado por su protectora el dolor desaparecía como por arte de magia.
Ahhh... el placer del silencio y el susurro del viento en el oido.