$#@%* You All

El niño, ahora ya no tan pequeño como antes, sentía miedo, un miedo inexplicable, el sabía muy bien que ya no era pequeño, pero aun tenía muchas cosas pendientes, tal vez no era miedo lo que sentía sino mas bien tristeza, la tristeza de saber que estaba perdiendo ese dejo de inocencia, esa capacidad de poder soñar, jugar y ser un mantenido de ilusiones.
Pero ya no, cada vez sentía menos libertades al ser cada vez más y más independiente, dependiendo más de la sociedad y su realidad, que tanto chocaba con sus sueños y esperanzas; el miedo de saber que tendría que cambiar y así poder vivir el día a día o ser un loco mas en la sociedad ignorado y subestimado.
Que triste era, pensar que de mas chico soñaba con algún día ser un adulto y ahora que llegaba su hora, daba lo que fuera por solo volver a ser un niño inocente.
Tan critica era su situación que a veces se cuestionaba que tan ilógico sería acabar con todo eso de una vez cerrando sus ojos y durmiéndose para siempre así pudiendo soñar sin tener que volver a despertar.
Pero no podía, por mas lógico que fuera, algo aún lo sujetaba a su vida, tal vez la curiosidad de poder ver si el podía crecer sin dejar al niño de lado y su inocencia, tal vez pudiendo cambiar las cosas para que futuras generaciones no pasaran por lo mismo que el; pero muchas esperanzas no le quedaban, las pocas eran consumidas día a día por una triste realidad fabricada por idiotas, y aún mas irónico, las personas pretenden que la vivas a su manera.
Tal vez mandando todo al demonio y viviendo su propia realidad el podría de alguna manera hacerles ver a los demás que no tenemos porque seguir pintando el cuadro de otros, que podemos pintar el nuestro, pero sabría que inevitablemente seria tildado como un demente.
"Tal vez ser demente no sea tan malo después de todo, que me tilden de hippie, vago, loco, vagabundo, lo que quieran decirme, ellos siguen sin ver lo que son realmente, pierden tanto su tiempo criticando a los demás que no ven en que se convirtieron ellos" pensó el niño.